lunes, 1 de octubre de 2007

El Hombre Elegante

Estaba fregando platos otra vez cuando un olor nauseabundo me levantó el espíritu de su siesta y cerré la ventana de la cocina para dejarlo fuera. Incomprensiblemente en lugar de cesar, se hizo más intenso e incluso el piso se empezaba a llenar de humo, así que fui corriendo a ver que hacía el gato fumando y cuando pasaba por delante del despacho vi una lucecilla roja flotando en la obscuridad. Me quedé helado, pero después de unos segundos ya había recuperado el color de la piel y a localizar mis genitales, me convencí de que lo había imaginado y me asomé a la puerta a la vez que encendía la luz, como los niños que imaginan al lobo feroz bajo la cama y se agachan a comprobar si necesita algo. Se confirmó mi presentimiento de que no había nada anormal a excepción de un señor elegantemente vestido de inglés de principios de siglo fumando tranquilamente mientras le daba de comer a mis peces. Gracias a mi entrenamiento militar obligatorio, en cuestión de milisegundos se me ocurrieron cienes de ataques letales para neutralizar al intruso, elegí una al azar y al cabo de un rato ya me había enseñado la foto de sus hijos que llevaba en la cartera. Resulta que Florian, el pequeño, es alérgico a los calcetines y ... [para que te vas por las ramas]. La etiqueta me exigía preguntarle por su nombre y que tipo de intenciones tenía, así que intercambiamos opiniones sobre el tiempo y me confió que era un extra en la película de el hombre elefante. Le tuve que confesar que hacía mucho que la había visto, que guardaba un buén recuerdo y que tenía una copia de seguridad en el disco duro del ordenador a lo que me respondió que ya lo sabía, que precisamente venía él del disco duro. Según parece lo tengo tan lleno que dentro no hay espacio para moverse y hace un calor terrible, así que por turnos aprovechan para salir a tomar aire fresco, fumarse un cigarrillo y darle de comer a mis peces.

Nos hicimos un par de filetes con guarnición de coles de bruselas mientras dábamos cuenta de un Porto exquisito que llevaba en una petaca escondida en la pechera y le pregunté por el estado anímico de mr. Merrick; me dejó un regusto agridulce el final que le dan al personaje y nunca he llegado a comprender porqué decide suicidarse cuando la vida le estaba sonriendo después de tanto maltrato por parte de la sociedad. Clive -este es su nombre de pila-, nunca había cuestinado el guión, porque no le pagan para ello, pero lo noté algo molesto, así que tuve que convencerle de que entendía que él solo era un actor en su papel,... aunque coincidimos que en la vida real no había ninguna diferencia, es más, esta es superlativa en crueldad pues en el guión evita las escenas de violencia implícita y el personaje de mr. Merrick esta lo suficientemente logrado como para escenificar dolor y repartir compasión al corazón más rocoso. En otro punto discrepamos pues él es de la opinión que el doctor que lo libera del horrible mundo circense actúa como angel de la guardia y encarna la bondad humana, mientras que yo soy del parecer que sus hilos los mueve el egoismo y que solo después de una duda existencial, no demasiado bién escenificada, acepta al monstruo como persona y no como objeto de estudio y reconocimiento académico. También le mostré mi malestar por lo que considero una discriminación de clases ya que los malos-malísimos son los pobres y los buenos-buenísimos están representados por burgueses y realezas,... quedamos en que hablaría con los guionistas a ver que se podía hacer ya que Clive también lo encuentra injusto.

Y tuvo que marcharse ya que tenía una audición para substituir a un extra en una película de los hermanos Marx. Evité hacer mención a su evidente blanconegrismo así que las fotos que le regalé de nosotros junto con los peces y el gato las convertí a monocromo para no herirle y nos despedimos hasta la próxima.

Unos días después, al volver a casa tras unas apuestas ruinosas en el hipódromo me encontré una foto dedicada por el director David Lynch y todo el equipo del reparto. El que la trajo todavía estaba allí y... pero esta historia es de otra película

Juanete,... dedicado a mi buén amigo y colega-colaborador en este blog. Va por tí Mister Merrick.

1 comentario:

Unknown dijo...

Me la he vuelto a releer, que tenía ganas hace días. Qué grande eres! Y gracias por la dedicatoria, hermoso, que lo leí por mail y no la había visto aún :-)

Ya sabes que no estoy muy de acuerdo contigo sobre la peli. O quizá no estoy de acuerdo porque leí algo en algún lado y me influyó en su día. En fin, lo que se decía es que Mr Lynch había dotado de ironía toda la historia, haciendo parecer buenos a los malos, compasivos a los aprovechados...

Ya te digo que no sé si es mi opinión o la de otros, pero creo que la peli muestra a la sociedad burguesa aburrida y distante, siendo para ellos Joseph Merrick un mero (no el pez) espectáculo circense. Para las clases más bajas, sólo es un monstruo que duerme y come mejor que ellos.

En cuanto al buen doctor, no sé si Mr Merrick llega a percibir amor de él o lo declara irónicamente, o si el doctor alberga algo que no sea curiosidad o ambición científica, ni si Mr Lynch pretendía expresarlo así. Lo que sí sé es que me dejó un regusto muy amargo, a pesar de esa supuesta plácida muerte.